SANANDO EL ALMA

En la Mitología Griega Kirón era un centauro, un dios inmortal que vivía en la Tierra, siendo el maestro de muchos héroes griegos. Una vez fue herido accidentalmente por una flecha de Hércules. La herida era muy dolorosa y no podía curársela, a pesar de que Kirón era un gran sanador.

El detalle era que Kirón no podía morir a causa de su herida porque era un dios, era un inmortal; pero tampoco podía curarse. Kirón sufría mucho porque nadie podía sanarle la herida y como además no podía morir, no tenía ni siquiera la esperanza de que algún día cesase su dolor con el descanso de la muerte.

Estaba condenado a un dolor eterno. Él podía haberse amargado haciendo más penoso su dolor; también pudo haberse entretenido con inútiles lamentaciones o dirigir su dolor y su rabia a los demás; pero no hizo eso, sino que su dolor le hizo más sabio aún, le hizo comprender mucho más sobre la naturaleza del dolor humano y eso le convirtió en el más grande de los SANADORES de la mitología.

Los Sufridores

El hermoso mito nos habla de la naturaleza del dolor humano. Primero se recibe una herida. Por lo general nadie es culpable de esa herida, es algo inevitable si no se tiene conciencia de lo que se hace; la herida te la puede hacer alguien que te ama como tus padres o un gran amigo, como por ejemplo Hércules, que era el mejor amigo y admirador de Kirón y es él quien le hiere accidentalmente, pero la herida se produce, y eso trae dolor. Cuando recibimos una herida estamos en la fase de SUFRIDORES. Después el dolor crece, se hace inaguantable y para olvidarlo, la tendencia inconsciente es herir a los demás. Así, el dolor que provocamos a los demás nos hace olvidar momentáneamente nuestro dolor.

Los Heridores

Esto, aparte de ser inútil no nos deja nada positivo y ni siquiera cura, además extiende el dolor por todo el mundo; pero de alguna manera es un proceso lógico en la evolución de la conciencia. Cuando no podemos soportar más el dolor, pasamos de ser sufridores a ser HERIDORES. Una vez superada esta etapa y somos conscientes de lo inútil que es lamentarse y recrearse en el sufrimiento (actitud de victima = “pobresito yo”) buscamos una forma más creativa de superarlo asumiendo nuestro dolor como un gran aprendizaje de vida. Para hacer frente a los sentimientos que nos produce el hecho de estar heridos, tendemos a buscar una comprensión intelectual o espiritual de la vida, de nuestro propio dolor y por extensión del dolor humano en general. Éste es justamente el gran aprendizaje con Kirón.

Los Sanadores

La verdad es que sólo una visión más amplia de la vida puede ayudarnos a hacer frente a la herida. Entonces tenemos una visión más profunda de nuestro propio dolor y también del dolor humano; entonces no sólo podemos ayudarnos y superar el dolor sino que también podemos apoyar ese mismo proceso de sanación, para que las personas superen su propio dolor; gracias a nuestra comprensión del mismo. Quizá aquí radica la explicación del fracaso de muchas personas cuando intentan seguir un camino místico, espiritual o en un lenguaje moderno, de la New Age (Nueva Era). Parece que no basta con querer ser simplemente “bueno” o seguir un método o a un maestro, sino que antes de ser trascendente debemos ser conscientes de las heridas que albergamos en nuestro interior; sólo siendo conscientes de ellas podremos sanarlas y entonces entrar sin peligros en esa dimensión espiritual.

En este punto debo mencionar una de las leyes básicas de la psicoterapia: Cuando a un paciente se le hace consciente de un problema, de sus orígenes y del por qué, ya está realizada la principal labor de sanación. El resto es mucho más sencillo. Ese es justamente el mensaje de Kirón: si uno se hace consciente de sus heridas, de sus rencores y de sus defectos, comienza el proceso para superarlos.

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